miércoles, 24 de septiembre de 2008

El Profesor de Anatomía. Una historia del Dr. Juan Marín



EL HOMBRE DEL FUNERAL

En la historia han existido profesores de odios profundos y perpetuos, que se la han cargado a algún alumno de manera particular, sin importar para nada el trauma, el sueño frustrado, el sacrificio de aquel alumno.
El caso que nos ocupa ocurrió por los años treinta del siglo pasado, cuando en la Universidad Nacional de Colombia, en la facultad de Medicina, dictaba la cátedra de Anatomía. Nada menos que Anatomía, el Profesor Bermúdez. Dentro del grupo de estudiantes se encontraba un muchacho venido de la provincia, de las montañas antioqueñas, Juan Marín. Por culpa de un altercado, el Profesor Bermudez sentenció al muchacho Marín y juró que mientras fuera profesor de anatomía, Marin no tendría ninguna posibilidad de aprobar su materia. Y ese juramento lo cumplió a cabalidad. Durante cinco años consecutivos reprobó en anatomía al estudiante Marín.
Finalmente, la Naturaleza puso punto final a la vida de nuestro rencoroso profesor, quien a causa de un cáncer hepático fue llamado a rendir cuentas.
Quién lo creyera, cuando el muchacho Marín se enteró del fallecimiento del implacable profesor de anatomía, se preparó para asistir a los funerales, que se cumplieron en el cementerio Central, con varios ilustres oradores quienes en sus Discursos reconocían la labor cumplida por el Emérito Profesor, Los discursos laudatorios los inició, como era protocolario, el Decano de la Facultad de Medicina. Terminada esta intervención , muy aplaudida, el joven Marín se tomó la tarima y ante la perplejidad de los deudos y asistentes, pronunció las siguientes palabras:
- El Profesor Bermúdez no se ha muerto!
- Físicamente ya no existe
- Es cierto,
- Pero en el astral sigue viviendo.
- Nos contempla asombrado
- No sabe qué ha pasado
- Y mira a sus amigos
- Sin lograr que le entiendan
- Y quiere conversar
- Y saber qué sucede
- Pero somos muy densos
- No podemos vibrar en su armonía
- Impotentes estamos
- De escucharle y sentirle
- Impotente esta él
- Por sutileza
- En su nueva experiencia
- Inexperto aún está
- No sabe que se ha muerto
- Muy pronto lo sabrá!
Así se despidió el joven Marín de su profesor de Anatomía. Nadie le aplaudió. Pero la historia hizo justicia, y el joven Marín se convertiría en todo un científico, fundador de la Sociedad Colombiana de Anestesiología. Hoy en día existe un concurso de anestesiología llamado JUAN MARIN. Fue profesor y conferencista invitado reconocido en importantes universidades de Latinoamérica.
El Doctor Juan Marín y su familia fueron residentes de nuestro barrio Pasadena. Hoy en compañía del Doctor Fernando Rojas, tomamos las fotografías de la que fuera su casa, la cual muy pronto será demolida para dar paso a un nuevo edificio.

domingo, 21 de septiembre de 2008

EL CULEBRERO


EL CULEBRERO. UN PERSONAJE EN LOS DIAS DE MERCADO.-

De mi ahora lejana niñez me quedan una serie de recuerdos y de imágenes que siempre me acompañan.
Visitar los pueblos de Colombia, recorrer sus callecitas empedradas, tomar un tinto (Café negro) en una de las cafeterías, o tiendas de la plaza principal, vivir el bullicio y la orgía de olores y aromas que se experimentan en cada placita durante el día de mercado. Este es uno de los aspectos que más amo de mi Patria querida.
Pero es que hay que recordar que “El día de Mercado”, es algo especial en cada municipio. Es todo un acontecimiento que tiene sus rituales, y sus personajes. Además de las vendedoras, con sus vestimentas particulares, su lenguaje y su propia aritmética –“Cuatro libras de arveja, a dos mil pesos, son diez mil, más tres docenas de naranja a dos mil quinientos, nos dan siete mil quinientos, como quien dice ocho mil y diez mil que vienen, dejemos en veinte mil”…y así sucesivamente, van haciendo unas cuentas a una velocidad impresionante, y nunca se equivocan en detrimento de ellas. Y todo lo arreglan con la “Ñapa”, o el “Encime”, que por lo general es una fruta: una mandarina, una manzana, una ciruela o un par de curubas.
Pues bien, en las placitas de mercado, había un personaje que siempre me cautivó por su elocuencia, por la forma como se apropiaba de un público que absorto lo seguía y le escuchaba toda su perorata. Era el “Culebrero”. Siempre acompañado de un “Ayudante”, y de dos cajas de cartón y una vara. Una de las cajas contenía cantidad de pomadas, ungüentos y brebajes para la venta. La otra, que se colocaba en el centro del círculo que formaba la audiencia, se creía que estaba “Margarita”, una temible serpiente, o culebra. De ahí que el Culebrero interrumpiera sus discursos, con una orden perentoria: - “Quieta Margarita!”, golpeando la caja, para impedir que la culebra o serpiente se saliera y atacara a alguien de los presentes.
Lo curioso es que el discurso siempre era el mismo, la entonación, igual. La “pinta”, o vestimenta del Culebrero era sobresaliente: Y por lo general se utilizaba el acento paisa, mezclado con algo de indígena del Amazonas. Para impactar a los incautos habitantes del pueblito, se presentaba como un Chamán, o Hechicero Indígena, proveniente de lo más profundo de la selva amazónica, usando una vestimenta similar a la de los chamanes.
Pero dejemos que sea el Culebrero quien empiece su disertación:
-“Señores y señoras, viejas y viejitos, señoritas viudas y casadas solteras y arrejuntadas. He llegado venido o arribado a esta ciudad pueblo caserío o conjunto de chozas para ofrecer entregar o regalar este nuevo producto que se llama aguja. Se toma nailon hilo piola pita o cabuya, se enhebra se ensarta pasa o mete por el ojo orificio o roto de la aguja. Lo digo de diferentes maneras para que me entienda el intelectual el hombre de mediana cultura el ignorante o el curioso como usted que por ganas de conseguir plata o mirar cosas prohibidas, como pepa de guama vino a caer aquí.”
Y aquí venía un – Quieta Margarita!, porque la tapa de la caja de cartón, en donde supuestamente estaba la feroz serpiente, se había levantado.
Más adelante, en verso comenzaba a recitar un nuevo discurso, con el que lograba obtener una mayor atención, despertar una que otra sonrisa de alguna muchachita en edad de merecer, oriunda de alguna vereda vecina, y la total expectativa de los niños, así como la de todos los desempleados del pueblo.
Estos versos se los escuché a Mario Tierra, pero sin duda que él los aprendiera de otros Yerbateros o Culebreros, porque todos repetían lo mismo.

Si señores, cómo no,
aquí llego el Culebrero
pongan pues mucho cuidao,
para curar soy el primero...
.
Yo soy el inventor de andar parao,
quien hizo de p' arriba la pendiente,
quien puso el occidente frente a oriente,
y norte y sur las puso a lao y lao.
yo descubrí el dormirse uno acostao,
y que los ojos tan bajo la frente
y comprobé que el agua de la fuente
no calienta en fogones apagaos...
.
Yo inventé los caminos en el suelo,
yo le puse el palito al caramelo
y fui el primero en dormir sin tar despierto.
yo fui el primero en saber que el agua es fría,
que la noche no puede ser el día,
y que no hay pupilas en ojo tuerto.
.
Yo soy el que ensarta señores
por hueco, ojal o endija,
roto orificio o aguja,
meto, entro o introduzco
miro veo y me rebusco,
curo, alivio, receto y sano,
.soy brujo curandero cirujano.
Magia blanca, magia negra,
hipnotizo novia y suegra
y leo el futuro en la mano.
Porque yo soy el brujo de San Carlos,
primo hermano de satanás,
de curarlo soy capaz
si tiene algún maleficio,
curar lepras es mi oficio
y males del corazón.
Si sufre alguna traición
venga donde este montañero,
que no soy un chicanero
y lo curo de un bolion..!

Si se le infla la barriga
y le duele hasta la cola,
con una yerbita sola
que yo le llamo llantén,
cojamela usted muy bien
hay mismo me la machaca,
se la manda a la petaca
y en diez días de diarrea
le salen hasta icoteas
y quedas bueno otra vez...

Si tiene muchos buchones
y quiere parar el tren,
señora escúcheme bien
siga haciendo el chocolate
una fruta de aguacate
que yo le voy a rezar,
usted me la va a tostar
encima de una cayena.
se la jarta de mañana
y siga su triqui-traque...
.
Si su niño es barrigón
olvídese de purgantes,
cuélguele ajitos bastantes
en la nuca del mocoso,
embútale al lagañoso
paico por boca y nariz
y un costalao e lombriz
bota por arte de magia
y si tiene solitaria
también la bota el mugroso...
.
Hay hombres que se atortolan
por el negocio caído,
su mujer ya se le ha ido
en busca de más garantías,
no deje la cosa fría
como morcilla vieja
en ayunas miel de abejas
con leche vas a tomar,
y hasta se vuelve a parar
un muerto de 30 días...
.
Pa usted borrar esas manchas
que le jodieron su cara,
hay una receta rara
que yo solo la he vendido.
Coja un caracol molido,
apachurreme 4 cuatro limones enteros
y se me unta esta pomada
y si no le sirve p' nada
tiene que cambiase el cuero...
.
Cójame la golondrina
arránquele el corazón,
déselo en agua e limón
y al retrato del infiel
me le clava un alfiler
en la mitad de la frente,
y vera que de repente
vendrá a llorarte perdón.
.
Fumeme bien el tabaco,
yo le vendo la oración
aquella mujer ingrata
que con ausencia te mata
a garrotazos de olvido,
y este amor arrepentido,
vendrá lleno de ternura
a llorarte con locura,
arrodillao en tus patas,
.
Cojame usted el palito
del famoso canaguate,
con el si vas a curate
si sufrís de los riñones.
Y pa' esas picazones
de amibiasis que tomas?
piña blanca me arreglas,
con bastante ajo machucado
y en un mes ya estas cura
de la puntica de atrás...
.
Si su esposo mi señora
es muy perro este vergajo,
cojase un pelo de abajo
de los jarretes del pie,
arránquele cayo usted
y 3 pelos del sobaco,
embutalo al vergajo
en un posillo de cacao
y ahí tiene usted
al desgraciao
p' donde usted lo volté...
.
Una pomada pa pedro...
otra pa Toño...y otra p` usted
damas y caballeros...

Y aquí el Culebrero y su ayudante se disponían a la venta de la totalidad de la mercancía que habían llevado al pueblo, cuyo origen eran unas pomadas genéricas, sin marca, ni etiqueta, compradas en la Farmacia de un pueblo vecino.
La forma de ponerle el precio a la pomada, es otra muestra del ingenio:
-No le pido veinte mil, ni siquiera quince mil, tan solo deme diez mil, que si no los tiene, con cinco mil me contento, y si le queda muy difícil, llévese dos por ocho mil.
La verdad, nunca llegué a conocer a ninguna Margarita…
Ahora cuando regreso a los pueblitos, observo con nostalgia que los Culebreros van desapareciendo…pareciera que ahora los círculos de personas se hacen para rodear a un nuevo personaje, igualmente vendedor de soluciones, le dicen: El Político.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Una Familia Vergonzante


LOS CALDERÓN - UNA FAMILIA VERGONZANTE
(Nombre ficticio).
No sé si este caso solo se presente en Colombia, pero es que en nuestro país consagrado al Sagrado Corazón, suceden tantas cosas! Debido a las crisis, a la recesión económica, uno ve unos casos que quisiera poder relatar, como es lo sucedido con la familia Calderón.
Los Calderón, son muy apreciados (o lo eran?), de ascendencia distinguida, el “Doctor”, porque debemos recordar que en Colombia, quien vista de traje y corbata ya posee el título de “Doctor”. El Doctor Calderón, ocupaba una importante posición en una empresa multinacional. Era Director de Relaciones Públicas, cargo para el cual estaba perfectamente capacitado, ya que sentía cierta fascinación por el mundo de los clubes, por los cocteles, recepciones, los buenos licores y la mejor comida. Con los gastos de representación podía darse el gustillo de ser asiduo visitante de los mejores restaurantes, en donde siempre dejaba excelentes propinas (claro, con cargo a los gastos de representación).
Sus hijos asistían (ya que no era que estudiaran mucho), a los mejores colegios, bilingües, obviamente, sus vacaciones con alguna frecuencia eran en el exterior, Miami, Aruba, Jamaica, Santo Domingo, etc. Vivían en un conjunto de edificios de los estratos altos, su mujer era cliente asidua de los mejores salones de belleza, y de las boutiques más exclusivas. El Doctor Calderón, poseía dos vehículos: el Mercedes que le daba la empresa, con conductor incluido, y el otro, el familiar, que era un último modelo., que cambiaba cada año, pues la empresa le otorgaba préstamos sin intereses para este efecto.
El Doctor Calderón, era lo que se dice un perfecto “cachaco”, muy bien vestido, elegante, amabilísimo, conversador, bebedor, de alta sociedad. Poco lector, (“Es que no queda tiempo, mijo”).
Todo era una vida perfecta…Hasta que la empresa multinacional, decide cerrar sus oficinas en Colombia debido a los malos vientos que anunciaban recesión económica en el país.
En esta forma le anuncian al Dr. Calderón que su contrato de trabajo ha finalizado, le pagan jugosa liquidación. Pero a partir de ese momento, la vida de la Familia Calderón, comienza a cambiar bruscamente.
El primer cambio notorio: ya no hay Mercedes, ni conductor. Desaparecen los gastos de representación. Ya no tiene tarjetas empresariales, y cualquier almuerzo o cena deben ser sufragadas de su propio bolsillo.
La jugosa liquidación se va diluyendo en forma rápida, mientras los gastos parecieran ir aumentando. El Doctor Calderón busca afanosamente la forma de ubicarse en otra empresa similar, en un cargo similar, y con unos ingresos similares…pero él ya ha pasado de los caurenta y pico años de edad, lo cual significa una “muerte laboral”. No hay forma de obtener una empleo, por su edad, porque su perfil profesional no es acorde con las necesidades de las empresas, y porque los salarios que se ofrecen no le alcanzarían ni para pagar la cuota de administración del conjunto en donde vive.
Cuando el dinero es escaso, la velocidad con la que llegan las facturas de los servicios públicos aumenta. Es igual, con los otros compromisos financieros, pago de pensiones escolares, cuotas de administración, impuestos, facturas de las tarjetas de crédito, etc.
Ya los mercados de varios carritos y con toda clase de productos importados, van disminuyendo.
Se empiezan a presentar los incumplimientos frente a tanta factura. Son bloqueadas las tarjetas de crédito. Los atrasos en el pago de las pensiones de los hijos, le obligan a pensar en cambio de instituciones educativas. Ya no puede cubrir la cuota del apartamento, por lo cual deben mudarse a un estrato más bajo, a vivir por un tiempo en donde los suegros. Y todo esto sin que sus amigos se enteren. La disculpa: “Me salió una chanfa en otro país.”
Y es así como la imagen de los Calderón va desapareciendo del recuerdo de su círculo de amigos. Ya no frecuentan los clubes, ya no asisten a cócteles, ya no gastan en las boutiques exclusivas, ya no se puede vestir con trajes de marca.
El Doctor Calderón ya no utiliza su auto (que dejó de ser último modelo) para recorrer la ciudad, ahora lo hace en buses de transporte público, o caminando (“porque el caminar es muy bueno para la salud, mijo”). Sigue viviendo con los suegros, quienes le ayudan a pagar la pensión de los hijos, y con el mercado…mientras consigue algún trabajo.
La familia Calderón, ahora forma parte de “Las Familias Vergonzantes”, una nueva clase social, muy numerosa en Colombia.

domingo, 14 de septiembre de 2008

La Casita de los Gigantes


En esta casita, se reúnen todos los lunes un grupo de diez pequeños gigantes, con el fin de distribuirse diversas tareas invisibles, que la comunidad nunca nota, ni reconoce. Pero es que la labor desinteresada no busca un aplauso, sino que se convierte en una vocación.
A pesar del marcado individualismo, de la total indiferencia que existe en la población bogotana, se encuentran unas pocas personas que reconocen que el bien común es superior al interés individual, personas que pretenden inyectar un poquito de sentido de pertenencia por el barrio.
Son muy pocas, no llegan a diez, pero conforman un grupo humano destacado que ya ha desarrollado importantes avances en la vida normal de Pasadena.
Personas que sacrifican parte muy importante de su tiempo disponible para realizar labores en procura de mejorar la calidad de vida de los vecinos y residentes en Pasadena.
Celosos guardianes del espacio público, de la seguridad, de la cultura ciudadana, del mejoramiento de las zonas verdes de los parques.
Todos los lunes a las seis y treinta de la tarde se siguen reuniendo, analizando las necesidades del barrio, invitando a las diversas autoridades del Distrito Capital para que en directo se formen una idea de lo que en Pasadena ocurre. Durante el resto de la semana se dirigen hacia las diferentes dependencias oficiales, tocando puertas, haciendo largas antesalas, presentando memoriales, peticiones, escribiendo notas a los medios de comunicación pidiendo su colaboración y divulgación.
En esta casita se forman los gigantes silenciosos servidores de la comunidad.
Ricardo, Conrado, Amparo, Ofelia, Luz Marina, Tito, Alvaro, Fernando, Alcira, Emilio

El Profesor de Anatomía


EL HOMBRE DEL FUNERAL

En la historia han existido profesores de odios profundos y perpetuos, que se la han cargado a algún alumno de manera particular, sin importar para nada el trauma, el sueño frustrado, el sacrificio de aquel alumno.
El caso que nos ocupa ocurrió por los años treinta del siglo pasado, cuando en la Universidad Nacional de Colombia, en la facultad de Medicina, dictaba la cátedra de Anatomía. Nada menos que Anatomía, el Profesor Bermúdez. Dentro del grupo de estudiantes se encontraba un muchacho venido de la provincia, de las montañas antioqueñas, Juan Marín. Por culpa de un altercado, el Profesor Bermudez sentenció al muchacho Marín y juró que mientras fuera profesor de anatomía, Marin no tendría ninguna posibilidad de aprobar su materia. Y ese juramento lo cumplió a cabalidad. Durante cinco años consecutivos reprobó en anatomía al estudiante Marín.
Finalmente, la Naturaleza puso punto final a la vida de nuestro rencoroso profesor, quien a causa de un cáncer hepático fue llamado a rendir cuentas.
Quién lo creyera, cuando el muchacho Marín se enteró del fallecimiento del implacable profesor de anatomía, se preparó para asistir a los funerales, que se cumplieron en el cementerio Central, con varios ilustres oradores quienes en sus Discursos reconocían la labor cumplida por el Emérito Profesor, Los discursos laudatorios los inició, como era protocolario, el Decano de la Facultad de Medicina. Terminada esta intervención , muy aplaudida, el joven Marín se tomó la tarima y ante la perplejidad de los deudos y asistentes, pronunció las siguientes palabras:
- El Profesor Bermúdez no se ha muerto!
- Físicamente ya no existe
- Es cierto,
- Pero en el astral sigue viviendo.
- Nos contempla asobrado
- No sabe qué ha pasado
- Y mira a sus amigos
- Sin lograr que le entiendan
- Y quiere conversar
- Y saber qué sucede
- Pero somos muy densos
- No podemos vibrar en su armonía
- Impotentes estamos
- De escucharle y sentirle
- Impotente esta él
- Por sutileza
- En su nueva experiencia
- Inexperto aún está
- No sabe que se ha muerto
- Muy pronto lo sabrá!
Así se despidió el joven Marín de su profesor de Anatomía. Nadie le aplaudió. Pero la historia hizo justicia, y el joven Marín se convertiría en todo un científico, fundador de la Sociedad Colombiana de Anestesiología. Hoy en día existe un concurso de anestesiología llamado JUAN MARIN. Fue profesor y conferencista invitado reconocido en importantes universidades de Latinoamérica.
El Doctor Juan Marín y su familia fueron residentes de nuestro barrio Pasadena. Hoy en compañía del Doctor Fernando Rojas, tomamos las fotografías de la que fuera su casa, la cual muy pronto será demolida para dar paso a un nuevo edificio.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

La Mala Educación


Hablemos de Educación.-

Soy de las personas que considera que las cosas que están mal se deben corregir, no soy partidario de la resignación, ni de las personas que creen que es imposible cambiarlas. Por ejemplo voy a citar algunos ejemplos de lo que podríamos denominar lo que me disgusta de Bogotá.

Me disgusta la indolencia, la mala educación, el desprecio hacia los demás, el creerse alguien más importante que los demás.
Cito ejemplos:

El que en el transporte público vean a las personas mayores, a las señoras con niños en brazos, o a personas enfermas, y la gente que va sentada las ignore. Proceden a mirar hacia otro lado o a hacerse los dormidos. Este caso, se presenta también (increíble) durante las misas, en la iglesia de mi barrio. Y eso con personas que dicen ser cristianas. Por favor observen durante la celebración de la Santa Misa a personas de la tercera edad, quienes quedan sin puesto, de pies, al lado de jóvenes indolentes cómodamente sentados, convencidos que son buenos cristianos!

Otro ejemplo: si alguien está en un local comercial y lo están atendiendo, llega otra persona, que cree que es más importante y pretende que lo atiendan a él primero, ignorando que el que primero llega, debe ser atendido primero.

El parquear en algunos sectores, bloqueando otro vehículo. (“Es que yo no me demoro”). Y ay! de aquel que le llegue a formular el más mínimo reclamo a ese descarado! Ahí se forma Troya, porque el resultado es que uno es un intolerable, maleducado, etc.

Otro caso, en otro aspecto de la vida rutinaria. Yo creo que quien introdujo la enseñanza de automovilismo en Colombia, debía ser inglés, porque todo el mundo maneja por la izquierda. No sé si se habrán dado cuenta que en Colombia, el carril rápido es el derecho, por la izquierda van todos los vehículos lentos. Además de los camiones, buses, volquetas, etc. Todos los vehículos de carga pesada, manejan por los carriles de la izquierda, y con cierta gracia por lo general se apropian de dos carriles, el central y el de la izquierda. Y lo mejor, es que de improviso giran a la derecha, para tomar otra vía!

Uno aprende que por ejemplo, es peligrosísimo ir detrás de un taxi que esté “libre”. El vehículo de servicio público obviamente va por el carril izquierdo. Tan pronto el olfato del taxista le indica que puede haber un pasajero potencial, o que alguien estiró un brazo, se lanza intempestivamente al otro carril, frenando en seco. Y ay de aquel que le llegue a rozar el vehículo del taxista!. Enseguida cae una jauría de colegas amarillos que acorralan al inocente particular y se le arma un problema que se convierte en toda una costosa pesadilla.

Por último, y para no citar sino pocos casos, la otra situación difícil de aceptar es el nulo respeto por el peatón. Yo sé que en Colombia “la fuerza bruta” es la que predomina, pero es que a veces nos olvidamos que por más carros que se posean, en algún momento del día uno se convierte en peatón. Y éste es un ser humano. Es una vida sagrada. Alguna vez le escuché a alguien un principio que me dejó pensando: “En caso de accidente, el Peatón NUNCA tiene la culpa”. Porque es un ser humano. Por tal razón: tiene la vía, tiene prelación, y ningún conductor, por ninguna razón, puede embestirlo con su vehículo.

Intentemos lo imposible, para lograr lo posible. En Bogotá, podemos cambiar!

lunes, 1 de septiembre de 2008

Hernando y María Elvira. Lección de Vida


La vida es una sucesión de retos, de desafíos, de circunstancias no planeadas, de hechos sorpresivos, de pruebas, a veces durísimas. Por eso debemos recordar que cada minuto de nuestra vida es un regalo que nos hace el Creador.

Cuando conocí a Hernando Osuna, o “Pancho”, como le decimos sus amigos sobresalía por su conversación fácil, por su entusiasmo contagioso cuando hablaba de velocidades, de su pasión por el automovilismo, por el kartismo, por el motociclismo, por todo aquello que implicara velocidad. Había terminado sus estudios de Derecho en la Universidad Católica, era un importante ejecutivo del Banco Central Hipotecario, había formado una bella familia con su esposa María Elvira Pineda Camacho, con tres hijos: Hernando, Ana María y Adriana.

Hace cerca de 25 años, Pancho estaba tomando un jugo en su casa, cuando el Destino le jugó una mala pasada, le sobrevino un aneurisma cerebral, cuyas consecuencias lo dejaron paralizado de medio costado y con la pérdida de la capacidad de expresarse, de hablar, de seguir conversando con sus amigos.

Esta circunstancia, que nos puede suceder a cualquiera de nosotros, en cualquier momento, sacó a relucir lo mejor de cada ser que acompañaba a Pancho. Su esposa, María Elvira Pineda, luchadora incansable se armó de valor, de coraje, de paciencia. Hoy es fácil decirlo, pero lograr que sus tres hijos hoy en día sean profesionales, y que permanezcan como un solo ser, acompañando a su papá y a su mamá en todo momento, no es tarea de un día, ni de un sermón, es toda una disciplina de vida.

Hoy vi nuevamente a Pancho. Ya puede expresar algunas palabras, a veces casi una frase. Pero sus ojos siguen brillantes, sigue emocionándose como cuando lo conocí. Sigue irradiando ese optimismo, esas ganas de vivir. Ese recordarle a uno que la vida es hermosa. Que el amor de una familia es el mejor regalo que un ser humano pueda recibir.

Vi a Pancho montado en su “motociclo” especial que le permite movilizarse.

Vi a Pancho feliz! Y debo reconocerlo, eso me emociona mucho.