viernes, 17 de octubre de 2008

LA MOTO DE CARITO

Diego lleva treinta años de feliz matrimonio, como dicen por estos lares. Treinta años, dos hijos, profesionales, ubicados uno en Europa, y el otro en los Estados Unidos. En Bogotá, siguen viviendo Diego y su esposa Carmencita
Treinta años de compartirlo todo. De amor apasionado, de muchos viajes, de iniciar muchos negocios. Después de treinta años de unión, comparte ella los ronquidos de Diego. Comparten conversaciones interminables, en las cuales ella habla y él no escucha.De contarse todo, sin enterarse de nada. Son dos perfectos desconocidos que se conocen hasta la saciedad.
Diego es muy hábil para los negocios, pero muy malo para los números. Por lo cual su mujer le colabora en todo lo contable, en abrir cuentas en los bancos, en girar los cheques, en hacer el cierre diario de cada local comercial, así mismo se encarga de estar alimentando las necesidades de liquidez de Diego, quien por ello siempre cuenta con una buena cantidad de efectivo. Diego se ufana de nunca haber comprado algo a crédito, ni de pagar una cuenta con dinero plástico.
Diego es madrugador. Lee mucho, con avidez. Tiene pocos amigos, ya que desconfía de todo el mundo. Su rutina es muy sencilla. Luego de visitar cada uno de sus locales, llama a alguno de sus conocidos hombres de negocios para compartir un café, lo cual le toma el resto de la mañana. Les propone un almuerzo cargado de grasa. Siempre va al mismo restaurante.Lo atiende la misma mesera. Y siempre pide el mismo plato, acompañado de una botella de whisky, ya que Diego toma religiosamente todos los días. A las cuatro de la tarde, en su pleno estado de embriaguez se dirige hacia su hogar, para tomar una siesta. Diego a las dos de la madrugada está despierto. Prende el televisor a un volumen que él pueda escuchar, sin importarle que su esposa, Carmen, esté profundamente dormida, y que el brillo del aparato así como los sonidos que emite el televisor, la despiertan. Dos horas de televisión, y de nuevo a dormir. Mientras su esposa ha quedado desvelada. Esta rutina se mantiene desde hace treinta años.
Diego tiene cincuenta y cinco años, y un buen capital. Además de unos cuantos kilos de sobra. Razones que le han valido para que sus empleadas, todas jóvenes, le presten servicios no contemplados en un contrato normal de trabajo, pero que les permite recibir algunas bonificaciones.
Hace un tiempo, una atractiva jovencita caleña, de veinte años, se vinculó a uno de los locales de Diego. Y desde su ingreso ha sido la preferida del Patrón. Esta jovencita se llama Carito. Y además de brindarle sonrisas, miradas picarescas, y dejarse acariciar de vez en cuando, no ha pasado a mayores. Carito no ha permitido ni ha consentido que su relación laboral se salga del horario normal.
Diego se encuentra muy preocupado. Le hace costosos regalos a Carito, quien se los agradece con un fugaz piquito en los labios, que dejan al pobre Diego más provocado y antojado que antes.
-Don Diego, le dice Carito, un día, con voz apenas audible, imagine que yo vivo muy lejos, y me toca levantarme a las cinco de la madrugada para llegar aquí al Local, a las ocho. Yo siempre he soñado con tener una moto…Si Don Diego me pudiera hacer un préstamo…yo se lo pagaría como fuera.”
Diego, pasa saliva, gotas de sudor le aparecen en la frente. Presiente que su anhelo se va a convertir realidad muy pronto. Le concede un préstamo por tres millones de pesos para que Carito pueda adquirir su moto, con la condición de pasar un fin de semana con él. Ella acepta, gustosa.
Diego la asesora en la compra de la moto, elige el cilindraje, el color. Le obsequia el casco y el chaleco, así como un curso para manejo.
Dispone de un fin de semana en un lujoso hotel en Cartagena. “Asuntos de negocios”, le comenta a su esposa.
Llega el fin de semana prometido. Carito está radiante. Le confiesa a Don Diego que no tiene ropa para “tierra caliente”, ni traje de baño. Hacen una parada en un lujoso almacén de ropa en donde le compra toda clase de prendas para la playa, para cenar, lencería, y todo lo que pudiese necesitar . Carito está cada vez más feliz. “Ay Don Diego, Ud. Es muy bueno conmigo. No sé cómo voy a pagarle todo esto!”
Cuando llegan a la recepción del hotel, Carito le propone a Don Diego que tomen dos habitaciones, con el fin de guardar las apariencias, para que nadie piense nada malo, y por respeto hacia Doña Carmen. Diego acepta, porque le parece bien. Carmen podría aparecerse en cualquier momento. O podría encontrarse con algún conocido. En fin, el mundo es un pañuelo.
Y así es como toma habitaciones separadas. Y así fue como Carito conservó su tesoro más preciado. Y Diego continúa cada día más encaprichado con esa jovencita que es una verdadera joya. “No todo tiene que ser sexo en la vida, carachas!”, se justifica, mientras contempla la esbelta figura de Carito montada en su nueva motocicleta.

martes, 7 de octubre de 2008

Policías y Ladrones

Hasta ahora comprendí por qué razón cuando los niños juegan a “Policías y Ladrones”, a ningún niño le gusta hacer el papel de Policía. Es que entiendo que a nadie le gusta representar el papel de “malo”. Y en Colombia, por lo menos en Colombia, el papel de malo lo interpreta la policía.
Es que en este país suceden unas cosas….!
Un delincuente denunció en Cali que un grupo de Policías conformaba una tenebrosa banda que asaltaba bancos, casas de cambio, residencias, etc. Los jugosos botines en corto tiempo alcanzaron la cifra, oficial, de un millón de dólares, (Tres mil millones de pesos), en trece asaltos a entidades bancarias.
Las autoridades colombianos con toda la información proporcionada por este delincuente, arrestó a la banda, integrada por oficiales y policías en servicio “activo”.
Resulta obvio que el delincuente haya formulado el denuncio, pues a nadie le gusta quedarse sin trabajo, y este grupo policial le estaba dejando sin nada que hacer, ya no había banco por asaltar, además “temía por su vida”, manifestó el delator, porque la banda policial asesinaba por igual a policías incautos que se atravesaban en su camino, como a los delincuentes que no respetaran los objetivos de asalto. Nade puede robar un banco...salvo la Policía.-
Pero lo que no está claro es cuál va a ser el futuro de esa banda de “policías”, pues en Colombia los Jueces llevan más de treinta y cinco días en paro. No hay quien juzgue a los delincuentes, a los malhechores, a los antisociales, a los ladrones, a los violadores, a los asesinos, a los atracadores. El Poder Judicial está en Huelga, en Paro. Y las autoridades se ven forzadas a dejar en libertad a los infractores de la Ley, los cuales regresan a las calles a continuar en sus lucrativas tareas…
Definitivamente, Colombia es un país en donde la realidad supera a cualquier ficción.

viernes, 3 de octubre de 2008

Nobsa - Su Majestad La Ruana






Apuntes de Un Paseo por Boyacá.-
Viajar por Boyacá siempre es placentero. Su variedad de tonalidad de verdes, sus paisajes bucólicos, sus pueblitos perdidos en el tiempo, su riqueza gastronómica, Boyacá cuenta además con unos servicios hoteleros de primer orden.
Cada pueblito conserva en algún rincón agradables sorpresas para los ojos de los visitantes. Pero hay que “acercarse” a la gente. Por lo general, las personas del altiplano cundiboyacense, son personas un tanto tímidas y reservadas. Tomarse un tintico en una tiendita del marco de la plaza, es el primer acto de comunicación con los lugareños. Siempre lo hago, y siempre aprendo algo. Si uno llega con la mente abierta, tratando a las personas con el respeto merecido, siempre encontrará una amistosa recepción por parte de los habitantes de la población que se esté visitando.
Hay cierta clase de personas de la Capital, que cuando llegan a un pueblito, piensan que allí habitan aborígenes que nunca han conocido ni escuchado un radio, y por eso parquean su vehículo en la mitad de la calle principal, dejando las puertas abiertas y colocando su estruendosa música a todo volumen. Se pavonean por la plaza principal, gritando, porque no hablando. Sintiéndose Conquistadores de una tierra sin explorar. Qué lástima por ellos, porque de inmediato se ganan desprecio de todos los habitantes de la población. Eso nunca será hacer turismo. El turismo también exige respeto hacia los residentes de la ciudad o del municipio más humilde que se esté visitando.
Me gustan mucho los pueblitos pequeños, alejados y escondidos de las grandes ciudades y de su contaminada civilización. Pero por desgracia ya son muy pocos los que conservan intactas sus tradiciones. Cuando se va a un pueblito de Boyacá, por ejemplo, no se puede llegar buscando una pizza, o una hamburguesa, por el contrario, se debe buscar una almojábana, un envuelto de mazorca, una mantecada, una Génova, o un exquisito trozo de cordero al horno. Soy un fanático de las panaderías de pueblo, porque allí se consigue el mejor pan, horneado no en modernísimas plantas, sino en los antiguos hornos de barro y leña. El pan de pueblo mantiene un sabor especial.
Hay una población que está a 200 kilómetros de Bogotá. A 2.600 metros sobre el nivel del mar, llegando por una de las mejores carreteras del país. Se llama Nobsa y es la Capital de Su Majestad La Ruana, símbolo del atuendo típico del Alltiplano cundiboyacense.
Esta prenda heredada de los españoles, es elaborada enteramente a mano, en lana virgen, por los artesanos de Nobsa, desde hace más de trescientos años. Se trata de una manta generalmente cuadrada, con una abertura en el centro.
Esta prenda es muy útil, pues además de servir como elemento para protegerse del frío, sirve como manta o cobija. En un día de campo, se puede utilizar como base para sentarse sobre la grama, o sobre una roca. Pero de manera especial, es una prenda que tiene un alto valor cultural, pues constituye la identidad de buena parte del pueblo colombiano. Y es oportuno recordar algunos versos del Maestro Luis Carlos González cuando habla de “La Capa del Viejo Hidalgo que se rompe para ser Ruana…
Sombra fiel de los abuelos
y tesoro de la patria.
Sabor de pecado dulce
y dulce calor de faldas
grita con sus cuatro puntas
el abrazo de la ruana.
…………………………………

Por eso cuando sus pliegues
abrazo y ellos me abrazan
siento que mi ruana altiva
me esta abrigando es el alma."
En las festividades de Nobsa, se celebra el “Día Mundial de la Ruana”, y este año quisieron hacer la Ruana más grande del mundo y lo lograron.
La fotografía de esta ruana que cubre la Iglesia de Nobsa, acompaña a este artículo, lo mismo que aspectos de la calle principal y de su comercio durante las festividades.

Nobsay