jueves, 28 de agosto de 2008

Los desplazados en las callecitas de mi barrio


Vivo en Bogotá, la capital de Colombia. Es una urbe de siete millones de habitantes, según las cifras oficiales. Pero como a estas no se les puede creer, creo que vamos muy cerca de los diez millones, gracias a los desplazados por la violencia, gracias a la pobreza infinita que azota a nuestros habitantes en algunas extensiones de nuestra querida Colombia. Aunque, claro, el Gobierno no considera que haya desplazados, sino que les da el gracioso apelativo de "migrantes".

Estas gentes, conformadas por familias enteras que llegan a la capital solo con lo que llevan puesto, porque la violencia no les concede el permiso de traer maleta, dejando atrás sus parcelas que les han sido arrebatadas, llegan a una ciudad que no conocen, una gigantesca mole de ladrillo, cemento, bullicio, con la gente más indiferente y hostil que pueda haber en el mundo entero. Todos los rostros que encuentran llevan en el ceño una lectura de rechazo frente al desplazado,
y a su familia . Ni siquiera los ojitos llorosos de los pequeños niños que suplicantes imploran por un pequeño bocado logran conmover a los habitantes de Bogotá.

El desplazado con su numerosa familia se instala en las calles de Bogotá, en las cercanías de algún parque, de algún arroyo, mientras se van adaptando a su nueva vida.

Buscan empleo, pero sin ningún resultado positivo, porque empleo, gracias a la Globalización y a nuestro liberalismo económico, no es fácil de encontrar. La única solución es el rebusque. Ingeniarse formas como la de ubicarse cerca de un semáforo y ofrecer algún tipo de mercadería, golosina, fruta de temporada, etc. Tratando de limpiar vidrios de los carros, o haciendo cualquier gracia o monería que les permita obetener alguna moneda. Pero son tan pocos los semáforos y tántos los desplazados, que ya ni eso es una solución.

Y llegan las lluvias, y el desplazado ahí....

Y los Gobiernos?

Las callecitas mi barrio están pobladas de desplazados...

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